EL JINETE PALIDO (1985)
El jinete pálido es una película wéstern producida, dirigida e interpretada por Clint Eastwood, estrenada el 28 de junio de 1985, que supuso una reactualización de un género que se creía agotado, y cuyo éxito de público y crítica propició la realización de posteriores filmes que se encuentran entre los mejores del género, como Bailando con Lobos (1990) o Sin Perdon (1992), esta última del mismo autor.
El Predicador es, tal vez, el personaje más extraordinario de cuantos han aparecido jamás en una película del Oeste, y la cima interpretativa de Eastwood, al menos en este género. Este género siempre se caracterizó por ser el más maniqueo: los buenos (los blancos decentes y los agentes del orden), contra los malos (los indios y los maleantes). Unos y otros siempre claramente identificables en eterna lucha que arrastraba al espectador, presumiblemente del lado de los «buenos». En la época de madurez del género, esta situación empezó a cambiar y los buenos ya no lo eran tanto ni los malos eran tan malos, y a veces no se podía catalogar claramente a un personaje como «bueno» o como «malo». Los personajes se fueron enriqueciendo y complicando cada vez más. En El bueno, el feo y el malo, por ejemplo, Blondie o el Rubio (interpretado por Clint Eastwood), es «el bueno», pero ya desde el principio comprobamos que parece tan malvado, cruel, amoral y sinvergüenza como los otros, si no más; Tuco (Eli Wallach), que pasa por ser «el feo» y también un maleante, tiene durante la película gestos que le humanizan y en ciertas ocasiones despierta incluso la compasión y la ternura del Rubio y, también, del espectador, que desarrolla una cierta simpatía hacia un personaje en principio «malo». Esta dualidad alcanza su cenit en el personaje del Predicador. Es, al mismo tiempo, un ángel y un demonio. Además, literalmente. Sí, porque en varias ocasiones se sugiere su carácter y origen sobrehumanos, mientras que también parece ser un ser infernal, colmo del Mal. En El jinete pálido, su misma aparición ya lo deja entender: durante la plegaria desgarradora de Megan (Sydney Penny), pidiendo a Dios un milagro para salvarse, aparece un jinete sobre un caballo tordo descendiendo la montaña, y plegaria y jinete se van sucediendo el uno a la otra y viceversa, como si el jinete no vagara por casualidad, sino que fuera la materialización de ese milagro suplicado por la chica.